La protección de los equipos tecnológicos contra daños se ha vuelto importante para mantener el buen funcionamiento de los servicios. Hoy en día, la dependencia tecnológica es una realidad. Está presente en todos los entornos de la sociedad y en algunos servicios considerados esenciales, como los sistemas de distribución de electricidad y combustible, hospitales, sistemas de señalización de tráfico, servicios de telecomunicaciones e internet, etc., su privación puede traer una serie de inconvenientes a sus usuarios.
Una de las principales causas de daños a los equipos eléctricos y electrónicos son las sobretensiones eléctricas. Derivadas de la caída de rayos, cortes de energía debido a maniobras en la red eléctrica y el encendido y apagado de motores eléctricos, las sobretensiones son responsables del 88% de las anomalías en la red eléctrica y pueden provocar la quema instantánea o gradual de equipos eléctricos y electrónicos.
Todos los equipos eléctricos y electrónicos cuentan con componentes internos que no brindan una protección adecuada frente a las situaciones reales que puede presentar una sobretensión eléctrica, ya que estos componentes tienen baja resistencia a los valores transitorios de sobretensión que puede alcanzar una sobretensión. Al estar compuestos por componentes soldados en placas de circuito impreso o módulos, el mantenimiento de estas placas es difícil de realizar y se vuelve bastante costoso.
Con esto en mente, una forma sencilla de reducir los niveles de sobretensión transitoria que dañan los equipos, deshaciéndose de los gastos con la compra de nuevos equipos para reemplazar los dañados, es utilizar dispositivos de protección contra sobretensiones (SPD).
Los DPS son dispositivos desarrollados para proteger equipos eléctricos y electrónicos contra sobretensiones eléctricas, que tienen una capacidad de drenaje de sobrecorriente de decenas a cientos de kilogramos, similar a los valores reales de un rayo. Estos dispositivos cuentan con características normativas eléctricas y mecánicas por lo que tienen una larga vida útil frente a las condiciones reales de incidencia de sobretensiones eléctricas, por lo que la ausencia de un DPS externo al equipo dejará los elementos internos del equipo directamente expuestos a sobretensiones eléctricas, causando daños en poco tiempo, ocasionando luego la quema de los equipos. De esta manera, la ausencia de un DPS externo solo es una ventaja para quienes tendrán la oportunidad de vender un nuevo equipo para reemplazar el antiguo que se quemó por falta de protección, ya que la reposición de los componentes internos del equipo, en la mayoría de los casos, requiere el apagado del equipo o también su retirada, generando molestias, más gastos e indisponibilidad del servicio.
La presencia de un DPS externo al equipo, debidamente dimensionado, asegura que la mayor parte de la sobretensión eléctrica, alrededor del 90%, circule a través del DPS externo y solo el resto circule a través de la protección interna del equipo. Por lo tanto, la presencia de DPS garantiza muchas menos pérdidas con mantenimiento, reemplazo e indisponibilidad de equipos eléctricos y electrónicos, mejorando significativamente el tiempo de amortización.
Diseñado para tener una larga vida útil y además asegurar la maximización de la vida útil de los componentes internos del propio equipo, el DPS garantiza en consecuencia la extensión de la vida útil de los respectivos equipos, evitando así la interrupción de servicios esenciales y los gastos con la sustitución de equipos quemados por otros nuevos.